Fco. Javier Vivancos Pérez
Responsable de Calidad del Colegio Ntra. Sra. de la Vega
La puesta en marcha del proyecto «Aulas sin Ruido» nace por la necesidad de reducir el ruido que, en general, veníamos observando en las aulas y zonas comunes del colegio.
Cuando nace la idea y empieza a tomar forma el contenido del proyecto, se hacen unas mediciones previas y se corrobora lo que se sospechaba: En el Colegio estamos sufriendo un exceso de ruido.
Las primeras mediciones nos mostraron un punto muy conflictivo: el comedor escolar y varios que podemos denominar como puntos conflictivos pero que fueron:
- Aulas de tercer ciclo de primaria y primer ciclo de ESO durante los cambios de clase.
- Pasillo de tercer ciclo de primaria y primer ciclo de ESO durante las entradas y salidas de alumnos y cambios de aula.
Una vez que identificamos los focos más problemáticos intentamos averiguar el origen y observamos que en el comedor la manipulación de cubiertos y bandejas originaban que la cresta de la señal fuera alta y para conseguir ser escuchados los niños debían hablar por encima de él lo que hacía del momento de la comida un momento realmente molesto.
La solución a este problema la encontramos en que, tras hacer una presentación a los alumnos sobre los efectos negativos del ruido y las posibles repercusiones de salud que puede originar convivir a diario con él, les explicamos el funcionamiento del semáforo del ruido que se instaló en el comedor escolar.
El resultado no ha podido ser más positivo, ya que, a los pocos días de instalarse el semáforo el nivel en el comedor escolar descendió de forma significativa.
Por otra parte, en las aulas y pasillo del tercer ciclo de Primaria y primer ciclo de ESO los momentos más problemáticos eran los de los cambios de clase y los de los cambios de aula donde no se respetaba el silencio.
En cada una de las aulas se presentó, al igual que en el comedor, los efectos negativos de convivir diariamente con esos niveles de ruido y se consiguió descender notablemente el pico de decibelios que se daban anteriormente.
Para la exposición en las aulas sobre los diferentes niveles de ruido se utilizó una escala de decibelios hecha por mí y en la que se comparaban los distintos grados de ruido con el que producen máquinas conocidas por todos, por ejemplo, un nivel sostenible de ruido es el que se produce cuando se pasa una hoja de un libro y un nivel insostenible de ruido puede ser el que produce una motocicleta, y un ruido que nos puede dañar seriamente puede ser el producido por un avión y se compararon con los niveles que se habían medido con ellos, al ver los picos que alcanzaban en su aula en determinados momentos y los comparamos con la tabla de decibelios , los alumnos se dieron cuenta que estaban produciendo, en comparación, el mismo ruido que produce una aspiradora en marcha, lo cual produjo mucho impacto en ellos.
También se habló acerca de los trastornos que se producen por vivir durante tiempo con ruido como inatención, falta de concentración, errores en procesos cognitivos, reducción de esfuerzo hacia tareas memorísticas o de cálculo, estrés, e incluso trastornos del sueño, y por supuesto, es absolutamente necesario identificar los ruidos más habituales que se dan en clase, como por ejemplo, el arrastrar de sillas, libros que se caen, y sobretodo el volumen con el que hablamos.
La consecuencia principal de estas medidas fue el incremento de la atención en clase y el de la concentración a la hora de poner en marcha la tarea, sobretodo cuando ésta requería el esfuerzo del cálculo numérico o la del detalle espacial.
El trabajo en pequeño grupo también mejoró ya que, permitía compartir ideas sin la necesidad de voces excesivas, amén que el ambiente silencioso se propagó por el pasillo, y a la vista de que alumnos más pequeños de edad eran capaces de mantener orden en las tareas, silencio en los trayectos y trabajo en equipo más colaborativo, los mayores quedaron en evidencia y comenzaron a imitar actitudes.
Si un ruido es superior a 35 ó 40 decibelios provoca dificultades en la comunicación oral que tan solo puede resolverse elevando el tono de voz. Los niños sometidos a estos niveles de ruido durante parte de su etapa escolar no sólo aprenden a leer con mayor dificultad, sino que también tienen dificultades a la hora de ejercer la práctica numérica, cálculo y concentrarse para un examen se vuelve una tarea realmente difícil.
Por eso se valora muy positivamente la puesta en marcha de esta iniciativa y de la mejora de los resultados en los alumnos.
* Este artículo ha sido realizado para su inclusión en “Salud Acústica” y como colaboración con © 2012.