Ser ruidoso, en una sociedad de cercanía y convivencia obligada, no es de recibo. Vivimos en edificios altos pero también muy juntos. Aún hay personas que no entienden que cuanta más cercanía, en cuestión de ruidos y molestias, mayor respeto y consideración hay que aplicar a nuestro actuar diario.
Esta mañana me ha venido al pensamiento aquel afectado que teniendo que trabajar a las 6:00 de la mañana no conciliaba el sueño debido al constante trasiego, hasta altas horas de la madrugada, en el piso superior. ¿Qué derecho tenemos cualquiera para meter nuestro ruido junto a nuestros vecinos? Poca conciencia demostramos cuando hacemos de nuestra molestia la demostración de un supuesto ideal libertario. Pero no solo poca conciencia sino que demostramos un desconocimiento supino de este último concepto.
No metamos nuestro ruido en casa del vecino. No hay justificación alguna.
Antonio García García – Abogado del Ruido.